Yo no busco la rima de los versos, sino la de los sentimientos
Que me llene de vida la vida en vida, que me tome de todo cuando vivo y respiro;… que en cada instante, de mi camino y de mi ciclo constante, se me acelere el vuelo, para figurar en mi aire.
Vida, vida en mí y en mi persona conocida, en el mundo que me toma y en la gente que me toca. Vida en la vida alegre, en la oscura y la nublada. Vida en lo que nos llega, en lo que nos va y en lo se nos queda.
Vida, vida en mi, en ti, y vida en todos nosotros los vivos de la vida; pues es un arte infinitamente grande, tenerte viva tan viva. Ohh preciosísima vida. Tú tan cambiante, impredecible y significativa, eres parte nuestra, durante cada instante de esta ida y vuelta.
El mundo, desintegrándose lentamente a ritmo de un universo desconocido; es como poco a poco, deja de aparentar ser un Todo, para en cambio convertirse en parte del mismísimo cosmos.
El mundo, siente sintiendo la hermosura que no se ve ni se toca; pero que sin duda alguna, se impregna dentro de cada partícula, que aquí mismo nos forman.
Maravilla entonces suena; suena y enamora. Enamora el alma; las almas; la tuya y la mía, por supuesto; para después comenzar la vida, una y otra vez; tal y como ha ocurrido desde siempre; o por lo menos, desde que tengo yo, uso de memoria.
Cuando entiendes que las palabras, pueden ser ladrillos o engranes fundamentales, que al unirse con otras, pueden crear pensamientos detallados y hermosos; los cuales, bien podrían trascender por eternidades, es cuando tu gran respeto hacia ellas comienza;… ya que es a partir de ese momento, cuando empezarás a utilizarlas, para entender o trasmitir con elocuencia, las acciones y causas, provenientes de ciertas circunstancias. Circunstancias que pasan; y que dan un millón de vueltas, dentro de los límites de la vida, que aquí mismo se encuentra.
De un modo u otro, se nos pasa el tiempo. Se nos pasa el tiempo, haciendo de todo; o sencillamente, no haciendo nada;… Nada, absolutamente nada.
Y así, pasa un minuto, pasan dos, luego varias horas; y sin darnos cuenta, se nos vuelve una eternidad.
En un abrir y cerrar de suspiros, se nos va la vida;… toda, completita;…y a fin de cuentas ¿qué demonios hemos hecho de ella, en nosotros mismos?… ¿hemos trascendido, dejado huella, o por lo menos manifestado alguna evidencia?… ¿hemos amado, llorado y reído más de un millón de veces por lo que sea?
¿Qué hemos hecho de nosotros mismos en esta circunstancia tan irreverente, la cual nos causa tanto, pero tanto, durante nuestro pasar a través de los días, de los meses y de las horas?… ¿hemos sido lo que nosotros mismos deseamos ser; o simplemente, hemos seguido patrones sin lógica o sentido, que han cegado nuestros instintos, para no ser, lo que sin duda alguna, fuimos destinados a ser?… ¿qué demonios, pero demonios hemos hecho de nosotros y de nuestras magníficas vidas??
Aquello que a todos nos sale por la abertura más oculta. Saliendo de formas tales, que a veces, se asemeja a una roca;… o bien, a una gota de lluvia.
La Cagada, aun sin importar como es que sea;… siempre, pero siempre cae. Cae como cohete o como bala, en donde debe, o en donde simplemente nos gana; …aunque otras tantas veces, solo se desliza, por el hueco detrás de nuestras espaldas, sin dejar evidencia o nota.
La Cagada, la mierda; o lo que hasta cierto punto, es considerado, como un vil deshecho; en realidad tiene su razón de ser, en todo esto, pues aunque para muchos, es lo más repugnante o inservible del planeta, al final del día, es lo que nos hace liberarnos, del MONSTRUO ese que nos atiborra con estreses tontos o más bien, innecesarios;… el MONSTRUO ese, que nos conflictúa en nuestro interior, sin dejarnos ser;…
Pero eso sí, una vez cagada la cagada, lo hecho, hecho esta;…. habrá daños, consecuencias; y por supuesto, hasta olor;… pero gracias a esta cagada; ya sea grande o chiquita, podemos empezar de nuevo, viéndolo todo, de una mejor manera.
En otras palabras, las cagadas, sin duda alguna, nos hacen mejorar. Mejorar en todos los aspectos, aunque de momento no lo vemos. Sin embargo, a medida que pasa el tiempo, comprendemos lo mucho que nos ayudó cagar; o cagarla a tiempo;…. en un tiempo y espacio, en el que pudimos aprender de ello, para mejorar nuestros hábitos, si es que estos mismos, se encontraban podridos o desmotivados.
Así es que si cagan; y mucho, no se apuren…que todos cagamos; y lo hacemos de mil formas y maneras, todo el tiempo y todos los días. El objetivo, es sacarle provecho a esto mismo, para poder liberarnos; y en consecuencia, poder empezar de nuevo.
Es en vida, paraíso indefinido, donde me siento incapaz de interpretarme en cuerpo y sentido. Mi alma, canción de un mundo que respira continuamente, me habla y me calla al mismo tiempo; para hacerme así, participe de todo lo que hay en este espacio tan intangible, sublime e imposible.
Convertido entonces, en mi propio personaje; el cual, se acostumbra a las tantas sociedades, es como me involucro, sin saber ni como, con el grandísimo sentimiento del pueblo tuyo y nuestro;…y ya estando así, es como amanezco, entre dormido y despierto, en una muy profunda oscuridad gigantesca; en dónde irónicamente, veo claro, muy muy claro, sin tener que iluminar, todo aquello que yo veo;…pues gracias a que escucho, el eco retumbante de lo que pasa, vivo y siento; es como puedo yo, apreciar las figuras sin tener que usar luz o fuego.
Estoy aquí y estoy ahora; estoy en mi presente que me llega y en la virtud magnifica que me abraza siempre. Estoy aquí y estoy ahora; estoy en dónde mis años son tan míos, aún con sus ataduras, y cosas tan duras.
Estoy aquí y estoy ahora, mientras que mis rasgos, tan ásperos, como ligeros, me caracterizan de arriba abajo, sin dejar pasar por alto, todo aquello que he vivido, con este delirante disfraz que me ha escogido.
Es aire, ventisca o vuelo, lo que sucede a cada instante de nosotros; y de nuestro suscitar tan grande; y por tal motivo, maravilla a partir de ahí sucede. ¿Somos parte de lo que está, o estamos apartados tal como somos de lo que es?
Es en vida, paraíso indefinido, donde ocurre lo que ocurre, sin ocurrir si quiera;… pero eso sí, todo aparenta, por lo menos vida, para el ojo nuestro que día a día nos hipnotiza.
La ocasión del mundo se sabe apreciar, cuando esta misma baila, a modo de excelencia casi perfecta; hasta llegar al punto, de fascinarse a sí misma, hipnóticamente;… pues bien sabe, la ocasión del mundo, con sus mil tonos, sabores y locuras, que solo basta, con reconocer, con autenticidad y hechizo, al amor propio que destalla en nuestro mundo;… para poder así, hacérselo ver, al resto del cosmos, que sin duda alguna, se despliega por cualquier sitio
En el mundo, tal y como es uno, la claridad de una sonrisa, lo puede ser todo, para aliviar la más grande pena, la desilusión más fea, o el torbellino de furias más complejo.
La sonrisa, la sonrisa en el mundo, es un asunto de grandes estudios; así como de incontables cuestiones, que simplemente hacen de nosotros, seres de lo más normales; los cuales, sencillamente, no se fijan en estúpidas barbaridades.
La sonrisa, la sonrisa en el mundo, es aquel gran poder o ventaja, que hace que todo lo que existe, por un minuto se pare; se haga trizas posiblemente, o se reacomode según sus más ciertas verdades.
La sonrisa, la sonrisa en el mundo, la haces tú, la hago yo;… la hacemos todos, los que de algún modo u otro, queremos verle lo positivo, al mundo nuestro que nos acoge.
Por eso mismo, aquí les envío una muy cordial sonrisa, y una muy altisonante carcajada.
Entretanto, medito yo, entregado al ocio; aquel fenómeno tan fantástico, aunque también, tan ineficiente. Lo hago, porque mi mente me lo ha suplicado, al estar terriblemente exasperada, de las infinitas rutinas, que yo mismo me he construido, para llegar al “sueño deseado”.
Pero qué bello, es el eco mudo de mis parpadeantes pensamientos; el cual, corre y corre velozmente, acompañando un sinfín de imágenes incongruentes.
Lentamente, se drena el mundo enclaustrado que tenía, pues por inercia de los segundos, que custodian mi ocio más vivo, mi libertad, en términos subjetivos, ha logrado expandirse magníficamente, aún a pesar de las barreras que simplemente veía.
Entretanto, medito y medito. Medito entregado y envuelto en un maravilloso ocio, casi perfecto; para poder dejar fluir;… así como para sentir la vida, tal y como es; y no como nos hemos acostumbrado a sentirla una y otra vez.
El canto ligero canto, a veces tapiza dulzura, en los demás oídos con los que día a día se cruza… aunque claro, otras tantas veces, tan solo taladra enojos y muchos desesperos; ya que en ocasiones, “nuestra voz de caramelo”, sencillamente se esfuma, a otro lado más bello, por falta de ese algo tan necesario, para nuestro balance diario.
El canto ligero canto, es el respiro mismo de nuestro más grande milagro; el cual, nunca nos engaña; y en cambio, nos hace ver nuestro más puro humor, reflejado en nosotros mismos y en el mismísimo exterior.
En el abismo de siempre, que pareciera ser reflejo, de un sinfín de cuestiones; es sorprendente, que este mismo, jamás dejará de maravillarme,aún a pesar de que caigo y caigo; pues mientras lo hago, veo de todo. Todo, desde imágenes simples manifestándose con trazos cualquiera, hasta detalles mucho más complejos y liados;… los cuales abandonan lo estático, para tornarse en algo que come, ríe y vuela al lado de nosotros.
Cada instante de esta vida, es un impulso contrastante; ya que todo lo que logra reflejarse, proviene de la colisión de varias causas; causas que se alinean en una sola consecuencia, para proyectarnos así, lo que vemos en cada único segundo de nuestros días.
La belleza existente que pasa, que vive y que muere, no es tan rara como algunas veces creemos;… y por lo contrario, es tan común y visible, como el aire y la brisa, que flotan por donde sea. Con la sonrisa de un desconocido, con el cantar tímido de un niño, o hasta con la inmovilidad incuestionable, de un paisaje colorido que apenas mueve pétalos o ramas al ritmo de las aves.
La belleza, desde su mayor fortaleza, pudiera describirse, como aquello que para cada uno, le brinda placer al gusto, goce al ojo, dulzura al tacto o armonía al oído. La belleza, no es absoluta ni definitiva; lo cual, la hace, sumamente enigmática, apasionante, y hasta adictiva. Y cada quien, y su percepción de la misma, hace de ella y del mundo bonito, una versión auténtica, de lo que sucede, segundo a segundo.
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